El Volumen 16(1) de Psicoperspectivas constituye un compendio de 10 artículos libres, que sin embargo, comparten un cuerpo común; esto es, el desafío que actualmente enfrentan las Ciencias Sociales en la comprensión y respuestas oportunas a las problemáticas que vive el mundo. Los artículos van a poner en evidencia que la comprensión de los fenómenos sociales y las soluciones implementadas al día de hoy, no son suficientes para reducir el malestar, la falta de equidad, la injusticia social y las desigualdades que enfrentan personas, comunidades y países enteros.
Figura 1
Portada Psicoperspectivas Volumen 16, Número 1 (2017)
Fuente: Maite Tumani
El Informe Mundial Sobre Ciencias Sociales, publicado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Consejo Internacional de Ciencias Sociales (Unesco, 2016), relevará a las Ciencias Sociales como la disciplina capaz de avanzar en un enfoque interdisciplinario, intersectorial y transcultural que promueva un nuevo giro en las interpretaciones que realizamos acerca de Lo Social. El desafío es grande, pues la Unesco (2016) interpela a esta disciplina a revisar sus prácticas y comprometerse con una nueva mirada que abra horizontes de posibilidades.
Tanto el informe como la gran mayoría de los artículos publicados en este número señalarán que las intervenciones sociales, las políticas públicas y la generación de conocimiento en el área, han fallado en resolver problemas como la salud, la educación, la distribución del ingreso, el acceso a oportunidades, las diferencias de género, las diferencias salariales, la calidad de vida asociada a nivel socioeconómico, entre otros, especialmente en poblaciones vulnerables.
De acuerdo al Informe Mundial sobre Ciencias Sociales (Unesco, 2016), la problemática que actualmente enfrentan las sociedades se podría reducir a una falta de comprensión, de medición y de generación de soluciones frente a la creciente desigualdad. De acuerdo al informe, la desigualdad debe ser considerada un tema de gran seriedad, pues su falta de tratamiento puede poner en peligro la sostenibilidad de las economías, sociedades y comunidades. El Informe también señala la ausencia y vacíos de investigaciones en el área de las ciencias sociales. Por lo tanto, se hace necesario invertir, promover, financiar y desarrollar este tipo de estudios, a fin de que se puedan elaborar políticas pertinentes. De los análisis que exhibe el informe, es evidente que son muy pocos los países que invierten en investigaciones que puedan comprender y/o explicar las repercusiones que puede tener la desigualdad en la sostenibilidad de la economías, la cohesión social y el bienestar. Además las inversiones en el ámbito de las Ciencias Sociales son insuficientes.
El Informe amplía la comprensión de desigualdad, sumando a la mirada económica las desigualdades políticas, sociales, culturales, ambientales, territoriales y cognitivas. El presente número aportará en la comprensión de desigualdades sociales y políticas; haciendo un esfuerzo por publicar artículos de diferentes regiones de Latinoamérica (España, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay).
Respecto de las diferencias políticas, entendidas como la “capacidad diferenciada de los individuos y grupos para influir en los procesos de elaboración de decisiones en materia de políticas, así como para beneficiarse de esas decisiones y tomar parte en la acción política” (Unesco, 2016, p.5) el artículo de los uruguayos Fernando Berriel, Carolina Pica y Nerea Zunino, titulado “Construcción social de la vejez en Uruguay a partir de los documentos de políticas públicas”, identifica la coexistencia de dos conceptos del envejecimiento que se fundan en una concepción preponderantemente biomédica, que apuesta por una salud integral, junto con otras orientaciones fundadas en la búsqueda de un desarrollo pleno de derechos de las personas mayores. Respecto de la concepción biomédica, la política considera a la Geriatría como la disciplina más idónea para asesorar en materia de políticas dirigidas al “adulto mayor”, lo que se contrapone a otras conceptualizaciones de carácter interdisciplinario, donde los abordajes socios demográficos, jurídicos, sociológicos y psicosociales toman mayor relevancia. Las dos orientaciones identificadas por los autores, dialogan con perspectivas más o menos reduccionistas del envejecimiento. Por un lado agendas economicistas y médicas y; por el otro, agendas de género, derechos humanos, laborales, de accesibilidad, de ciudadanía, participación e incidencia en los asuntos sociales y políticos, entre otras. Este artículo -en la medida en que avanza hacia la identificación de enfoques interdisciplinarios- aportaría a una mejor y mayor comprensión del fenómeno estudiado, haciendo evidente los temas de vejez que el Estado de Uruguay no aborda; o bien, aborda tangencialmente.
Aun cuando el artículo propone la posibilidad que el Estado de Uruguay avance hacia la constitución de las personas mayores como sujetos de derecho, no es evidente que esto vaya a suceder en términos fácticos. Los autores exhiben su escepticismo, mencionando que no es claro si “los agentes y las estrategias en el marco de las políticas públicas constituye un cambio con tendencia a consolidarse o si guarda dependencia con las orientaciones políticas de los gobiernos que las impulsan. En tal sentido, lo que algunos autores denominan “post-progresismo” (Modonesi, & Svampa, 2016) y una posible nueva “retirada del Estado” en la región latinoamericana (p. 11).
Los autores Daniela Avello Saez, Alberto Román Morales y Alba Zambrano Constanzo en el artículo “Intervención sociocomunitaria en programas de rehabilitación psicosocial: Un estudio de casos en dos equipos del sur de Chile” evalúan la pertinencia y eficacia de dos programas de rehabilitación psicosocial, uno en el ámbito de tratamiento de adicciones y otro de infracción de ley. Los hallazgos señalan que los programas presentan un sesgo psicosocial por sobre una intervención de tipo comunitaria. Por lo tanto, si bien se evidencia un proceso de desarrollo individual en los participantes de programas, las condiciones contextuales no son trabajadas; por lo tanto, no experimentan modificaciones respecto de aceptar a la personas y brindarle apoyo y acceso a oportunidades. Luego, podríamos constar que los programas podrían ser más eficaces si adoptaran una perspectiva más sistémica, multivariables y comunitaria.
Otro artículo que hace referencia a la desigualdad política, corresponde al artículo “Políticas públicas y subjetividades: lógicas en disputa en la implementación de programas sociales en la comuna de Lota, Chile”, de los autores Marco Astete Cereceda y Pamela Vaccari Jiménez. En este artículo se entrevistaron a 15 dirigentes sindicales con años de servicios en sus cargos, concluyéndose que a pesar que Chile ha incrementado la inversión monetaria en políticas sociales, pasando de un 11,3% a un 15,2% en relación al PIB a lo largo de 26 años (CEPAL, 2016); éstas no han producido los cambios esperados. En el caso investigado en la ciudad de Lota, las políticas sociales resultaron ser poco pertinentes. Por lo general, los organismos ejecutores deben responder a indicadores de logro que plantea el Estado, alejándose de las necesidades de la ciudadanía. Los resultados evidencian tensiones y desfases entre programas sociales y las personas que son objeto de intervención. Concretamente, choque entre políticas sociales subsidiarias neoliberales que promovería una “subjetividad agradecida” que colisiona directamente con la “subjetividad de solidaridad” que han desarrollado los ciudadanos de Lota a lo largo de su historia.
En los tres artículos anteriores, es posible visibilizar cómo las políticas en temas de envejecimiento, programas de rehabilitación social y programas sociales amplios, no estaría dando todos los resultados esperados. Por lo tanto, los hallazgos se hacen congruente con el informe de la Unesco (2016) y nos desafían a los cientistas sociales a seguir investigando.
Respecto de las desigualdades sociales, entendidas como “diferencias entre el estatus social de distintos grupos de población y desequilibrios en el funcionamiento de los sistemas de educación, salud, justicia y protección social” (Unesco, 2016, p.5) encontramos el artículos de los autores sevillanos Samuel Arias Sánchez, Francisco Javier Saavedra Macías e Isabel Avilés Carvajal; titulado “El cuidado una actividad en riesgo en tiempos de crisis: una revisión con cuidadores españolas”. El artículo reporta un análisis bibliográfico de estudios empíricos de cuidadoras españolas. Se concluye que el cuidado de adultos mayores se concibe como un trabajo informal que recae principalmente en mujeres que no poseen un trabajo estable y que viven en situación de vulnerabilidad. El estudio constata que las cuidadoras padecen de patologías múltiples, especialmente cansancio, trastornos del sueño y depresión. Así, las prácticas de cuidado afectan a la salud física y psicológica de quienes las ejercen. Respecto de este punto, vale la pena reflexionar en torno a la ausencia de políticas públicas orientadas a las personas mayores. Como el Estado no las considera sujeto de derechos, es la familia la que termina haciéndose cargo de ellos, enfrentando problemas de salud, como ya se ha señalado.
Los hallazgos acerca del significativo impacto que tiene el cuidar a otra persona a nivel de estructura familiar, a nivel físico y emocional en el cuidador principal, así como en las dificultades de accesibilidad, transporte, sistema educativo y salud, también puede observarse en el artículo “La discapacidad: percepciones de cuidadores de niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad” de las autoras Carolina Giaconi, Zoia Pedrero y Pamela San Martín. Al analizar las percepciones sobre discapacidad de cuidadores/as de niños/as y jóvenes en situación de discapacidad motora de los Institutos Teletón de Santiago y Concepción, la investigación arroja que la discapacidad fue asociada al modelo social y biopsicosocial, percibiéndola principalmente como una situación de diferencia propia de la vida humana, situando a la discapacidad en relación a una sociedad que la construye, discrimina y no se hace cargo de la biodiversidad inherente a la vida en comunidad.
Son los mismos cuidadores, los que señalan la necesidad de acciones de carácter intersectorial impulsados por un Estado que genere iniciativas que visibilicen la discapacidad, y su identificación como parte de la diversidad que conforma la sociedad, con la participación activa de los medios de comunicación, el sistema educativo y la familia. El artículo permite visibilizar cómo se articulan y encarnas las cifras de discapacidad en las experiencias subjetivas de los participantes, pues, al final del día, la desigualdad no es un dato; es una persona, una familia y una comunidad que la sufre. De esta manera, para avanzar en la disminución de las desigualdades de los grupos que tienen discapacidad y sus familias, se requiere que las políticas públicas transiten del modelo de caridad de la discapacidad, que, como señalamos anteriormente, instituyen subjetividades dependientes y agradecidas, a un enfoque de derechos en el cual las dificultades de accesibilidad, transporte, sistema educativo, salud, entre otras, que relatan los participantes del estudio, se tornan inaceptables.
También en el ámbito de la desigualdad social, la vulneración de derechos en la infancia es un tema de alta relevancia social en todo el mundo. Ella perpetúa ciclos intergeneracionales de inequidad que menoscaban la estabilidad y seguridad de las sociedades (UNICEF, 2016). Las ciencias sociales tienen un importante papel que cumplir en la generación del conocimiento acerca de la vulneración de derechos a los niños y niñas con el que los países puedan enfrentarla y construir sociedades más justas. Sin embargo, como muestra El Informe Mundial Sobre Ciencias Sociales (2016), los países latinoamericanos tienen un importante desafío en la producción científica referente a la desigualdad, estando concentrado el mayor porcentaje de producción científica en América del Norte y Europa Occidental. Consistente con esto, la mayor cantidad de publicaciones de habla hispana en psicología clínica de alto impacto también sigue esa distribución territorial (Lillo & Martini, 2013).
Respondiendo al desafío que como cientistas sociales latinoamericanos tenemos por delante en cuanto a mejorar el liderazgo investigativo sobre desigualdad en infancia y adolescencia, así como el desafío de la psicología clínica latinoamericana de corregir la desigualdad en la producción de conocimiento y generar investigación que entregue mayor relevancia al estudio del bienestar, con investigaciones que puedan tener aplicaciones psicoterapéuticas, por sobre la mirada biológico-farmacológica de las enfermedades, presentamos los artículos “Perfiles de estrés postraumático en adolescentes abusados sexualmente”, “Autoagresión y auto concepto en adolescentes violentadas sexualmente: Una mirada descriptiva” e “Infancia, palabra y silencio: Aproximación desde una perspectiva infanto-juvenil”.
A nivel mundial se estima que la prevalencia del abuso sexual infantil y en la adolescencia es de un 7.9% en varones y 19.7% en mujeres. Dada la magnitud del fenómeno, y atendiendo a que la evidencia señalaría que los programas de apoyo e intervención en crisis podrían mejorar si se consideran los perfiles de las víctimas, el artículo titulado “Perfiles de estrés postraumático en adolescentes abusados sexualmente” de los autores Cristóbal Guerra, Hugo Plaza y Chamarrita Farkas se propuso, identificar perfiles atendiendo a una muestra de 123 adolescentes víctimas de abuso sexual de entre 12 y 17 años. Los hallazgos demuestran la existencia de tres conglomerados que agrupan, respectivamente, a adolescentes con alta, moderada y baja sintomatología intrusiva, evitativa y de aumento de la activación fisiológica. Estos tres grupos se diferencian significativamente en la distribución del género, en las creencias de autoeficacia y en el apoyo social percibido por sus integrantes. El artículo “Autoagresión y auto concepto en adolescentes violentadas sexualmente: una mirada descriptiva” de Álvaro Vallejo y Brenda Granados analiza de forma descriptiva las expresiones verbales de 11 adolescentes violentadas sexualmente participantes de un proceso psicoterapéutico, con relación a la forma como se auto agreden y el auto concepto que construyen de sí mismas. Se identificó dos categorías: la agresión corporal a sí mismas y la agresión psicológica a sí mismas. Los resultados evidencian que la agresión psicológica es mayor que la agresión corporal a sí mismas, no existiendo correlación lineal entre estas dos categorías. La forma como las adolescentes dirigen la agresión corporal hacia sí mismas, va desde el ataque al propio cuerpo a través de sustancias psicoactivas hasta intentos serios de suicidio. La agresión psicológica a sí mismas, se caracteriza fundamentalmente en el daño al vínculo afectivo y al auto concepto negativo que construyen de sí mismas. Esperamos que este tipo de hallazgo pueda contribuir a la eficacia y pertinencia de los programas de apoyo y de intervención en crisis de niños, niñas y adolescente.
Las desigualdades sociales en los niños y niñas también se expresan en la vulneración de su derecho a ser escuchados y tomados en cuenta, entendido como participación, reconocido por la Convención de los Derechos del Niño (IIN, 2010). Como un aporte a la búsqueda de herramientas para la prevención de respuestas inadecuadas del entorno a las necesidades de los niños, el artículo “Infancia, palabra y silencio: Aproximación desde una perspectiva infanto-juvenil” explora desde un enfoque cualitativo los significados que los niños y niñas de cuarto básico de la Región Metropolitana de Santiago otorgan al silencio. Los resultados indican que los/as niños/as entienden el silencio como estrategia de escape a dificultades e inexpresión de emociones negativas. La palabra es la expresión de felicidad y cooperación mutua, pero al mismo tiempo, la significan como fuente de dolor e imposición de otros.
La decisión metodológica de los autores de apostar porque los niños sean agentes activos del estudio, subvierte la visión adultocéntrica presente fuertemente en la investigación del área infanto-juvenil, lo cual implica, a su vez, un posicionamiento ético-político que invitan a repensar la infancia y los supuestos que guían el trabajo con ella. Como sociedad debemos ser capaces de avanzar en escuchar las voces de los niños, niñas y adolescentes y facilitar su participación para luchar contra las desigualdades en este grupo etario, avanzando en la generación de políticas públicas, así como decisiones micro-políticas que reconozcan a los niños como agentes de pleno derecho.
Por otra parte, las ciencias sociales tienen un importante papel en la investigación de las dinámicas poblacionales y la forma en cómo los fenómenos migratorios afectan la subjetividad de las personas y la calidad de vida de las comunidades humanas. Creemos que los estudios como el artículo “Migración y escuela: análisis documental en torno a la incorporación de inmigrantes al sistema educativo chileno” que presentamos en este número, se hacen muy necesarios a fin de contribuir al conocimiento sobre inmigración. En la medida en que contemos con información actualizada, las comunidades podrán hacer frente a las posibles desigualdades a las que las personas que dejan sus hogares de origen están expuestas, así como los desafíos y oportunidades que tienen los países en esta materia. En esta investigación los autores Felipe Jiménez, María Magdalena Aguilera, René Valdés y María Teresa Hernández muestran los desafíos que tiene el sistema educativo chileno para enfrentar las desigualdades en el sistema escolar que genera los procesos de aculturación. Mediante un análisis documental, se revisó 82 fuentes documentales. Si bien los hallazgos muestran abundante material informativo para las escuelas, dicha información no está acompañada del adecuado asesoramiento para implementar esos cambios por parte de los organismos gubernamentales. Sin embargo, se observa que los organismos civiles están cumpliendo un importante rol en el acompañamiento a las escuelas en este proceso, llegando incluso a negociar discursos alternativos a los hegemónicos en donde el estudiante migrante sería un dinamizador de los procesos educativos.
Finalmente el artículo “El trabajo como arte: La invención y la creación en diversos modos de trabajo” de la autoras Jaqueline Tittoni, Lúcia Regina Ruduit Dias, Anna Luiza Trein y Jéssica Prudente realiza una interesante propuesta buscando visibilizar los saberes tácitos, prácticos y estéticos producidos en los contextos de trabajo utilizando una metodología de intervención fotográfica. Los hallazgos muestran la intervención de diferentes maneras de trabajar en las distintas situaciones. De esta manera los autores proponen que el arte y el trabajo pueden mostrarse como elementos importantes en los procesos de subjetivación y de búsqueda de provocar la potencia inventiva del trabajo, creando una línea transversal en las situaciones estudiadas.
Aun cuando estamos orgullosos de los aportes que hace este número a la comprensión, medición y transformación de las problemáticas sociales, nos quedamos en deuda con las necesidades que requieren las personas y comunidades en las que como investigadores nos insertamos. En primer lugar, porque la publicación científica en América Latina respecto de este tema es totalmente insuficiente. En el gráfico que reproducimos más adelante, apreciamos que nuestra producción es de los más bajos del globo, a pesar de las enormes dificultades de equidad, pobreza, salud, educación, trabajo, género, etc. que enfrenta nuestro continente. Y, en segundo lugar, porque nuestra Ciencias Sociales se deben desafiar en el estudio de la problemática existente, si de verdad queremos un mundo mejor. Para ellos, nuestra disciplina debe aprender aún más a trabajar interdisciplinariamente. Se hace necesario del aporte de abogados, filósofos, psicólogos, educadores, economistas, policy markers, etc. para comprender la complejidad de los fenómenos que se han instalado y han cambiado el mundo. Por otra parte, es necesario avanzar al uso de metodologías mixtas. Los estudios cuantitativos, mayoritarios en el área de la desigualdad, ya no son suficientes para explicar la problemáticas. Por lo tanto, los estudios cualitativos se vuelven cada vez más relevantes, en la medida en que nos dan cuenta de fenómenos situados, rescatando las voces de los actores. No obstante, son los estudios mixtos los que pueden integrar una mirada con mayores posibilidades de futuro. El otro cambio que debe hacer nuestra ciencia, es comprometerse con la tranformación social. En este punto, se vuelven relevantes dos temas: a) el trabajo intersectorial; esto es, el trabajo coordinado entre diferentes ministerios, entre diferentes programas, etc. y b) el trabajo práctico en complejidad. Sabemos que los temas de educación inciden en los temas de salud, en la felicidad y en el ámbito laboral. Por lo tanto tenemos que tener una mirada más abierta y relacional.
Figura 2
Número de publicaciones de ciencias sociales y humanas sobre desigualdades y justicia
social en el periodo 1992–2013, por región (conteo fraccional).
Nota: Estadísticas producidas por Science-Metrix con ayuda de datos de Web of Science
(Thomson Reuters).
Fuente: Unesco (2016). Anexo B4 del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2016.
Finalmente, dejamos expuestas las prioridades del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales a modo de orientar investigadores que nos leen y publican:
Prioridad 1: Prestar más apoyo a la producción de conocimientos sobre la desigualdad y los procesos de inclusión y exclusión, allí donde más problemas causan.
Prioridad 2: Mejorar nuestra capacidad para evaluar, medir y comparar los aspectos y dimensiones de la desigualdad a lo largo del tiempo y en las diversas partes del mundo.
Prioridad 3: Profundizar nuestro conocimiento sobre diversas experiencias de desigualdad.
Prioridad 4: Profundizar nuestro conocimiento sobre la forma en que se crean, consolidan y reproducen las desigualdades múltiples.
Prioridad 5: Profundizar nuestro conocimiento sobre la manera en que se relacionan e interactúan las formas locales y globales de desigualdad.
Prioridad 6: Promover los trabajos de investigación sobre las posibles maneras de encaminarse hacia una mayor igualdad.
Prioridad 7: Apoyar la elaboración de síntesis transversales y de una teoría sobre la desigualdad y la igualdad.
Esperando que los artículos resulten de su interés, los saluda afectuosamente,
Paula Ascorra Costa
Editora
Psicoperspectivas